Restaurantes en Sevilla capital

Dentro de la gran cantidad de restaurantes en Sevilla capital donde poder vivir una experiencia gastronómica inigualable, se encuentra La Casa del Tesorero. Se trata de un establecimiento donde todo está cuidado hasta el más mínimo detalle, para que todos los comensales se sorprendan con todo lo que se encontrarán, desde la selección de platos hasta la decoración histórica de la que presume este lugar.


La calidad nos diferencia entre los restaurantes en Sevilla capital

No hay otro establecimiento que pueda sorprender más a cualquier clase de comensal, sin importar lo exigente que éste sea. No solamente por la decoración sino por el cuidado que se le da a todas las elaboraciones gastronómicas, desde que se preparan hasta que son emplatadas y finalmente presentadas.

En nuestro día a día nos gusta cuidarlo todo hasta el más mínimo detalle, algo que sabemos que los clientes reconocen y aprecian y que nos ayuda a marcar la diferencia frente a otras propuestas gastronómicas en Sevilla.

Destacamos por contar con una amplia plantilla de trabajadores, todos ellos dotados de una gran experiencia y amplios conocimientos del sector. Además, se encuentran en constante formación, siempre con el objetivo de ofrecer una atención personalizada y completamente satisfactoria como se viene haciendo desde que La Casa del Tesorero abrió sus puertas.


La Torre del Bronce siglo XII

Durante las obras de adecuación para este restaurante, el arqueólogo D. Gregorio Manuel Mora descubrió la que bautizó como La Torre del Bronce. Se trata de una torre almohade fechada entre finales del siglo XI y principios del siglo XII. Anterior incluso a la Torre del Oro.

La torre forma parte del recinto defensivo que fue La Casa de la Moneda con anterioridad a la implantación de la fábrica tras el descubrimiento de América. Estaba insertada en la ampliación de la muralla del Alcázar para defender el río en línea con la Torre del Oro y la Torre de la Plata, donde se hizo una especia de alcazaba (recinto defensivo).

Se trata de una torre de planta cuadrada con típica construcción tapial, forma peculiar que tienen las murallas almohades, las cuales son una especie de argamasas compactadas, aunque externamente fueron cubiertas con sillares y ladrillos, también muy característico de este período.

La primera cámara es sólida, no tiene acceso, ya que su única entrada es por el paseo de ronda, dicho paseo se trata de un pasillo ubicado en la mitad de la muralla para que los vigilantes hicieran la ronda. La torre se encuentra prácticamente partida por la mitad, pudiéndose ver desde el exterior las trompas características que la distinguen como almohade.